domingo, 13 de octubre de 2019

A Joy Story


Los tres filtros de Sócrates

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos.

Cuenta la historia, que cierto día un conocido se acercó al filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que escuché acerca de un amigo tuyo?
Sócrates lo miró y respondió:
– Un momento: antes de decirme aquello que vienes a contarme, quisiera aplicarle un triple filtro a esa información.
– ¿Un triple filtro? -inquirió, extrañado, su conocido.
– Exacto. Antes de que hables sobre mi amigo será buena idea dedicar unos minutos a filtrar lo que me vas a decir.
Y prosiguió:
 – El primero de los tres filtros, es el filtro de la verdad. Dime ¿Estás absolutamente seguro de que aquello que me vas a decir de mi amigo es verdad?
– No. –Dijo el hombre- En realidad solo lo escuché…
– Bien, entonces, realmente no sabes si lo que me vienes a decir es cierto, o no.
– El segundo filtro es el filtro de la bondad. Dime ¿Es algo bueno eso que vienes a decirme de mi amigo?
– No, por el contrario…
– Entonces –añadió Sócrates- tú vienes a decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto. Veamos si lo que vienes a decirme pasa el tercer y último filtro.
– Este último filtro es el filtro de la utilidad. Dime ¿Es útil para mí eso que vienes a contarme de mi amigo?
– No, realmente no.
– Bien –concluyó Sócrates- Si lo que vienes a decirme no sabes si es cierto, no es bueno y no me es útil ¿Para qué decírmelo?

Con este ejemplo, Sócrates le enseñó a su amigo que la verdad, la bondad y la utilidad son principios que todos podemos cultivar en beneficio no sólo de nuestro interior, sino también como norma de convivencia en la sociedad en que vivimos.